Saturday, April 22, 2006

Horny


Cómo sabes cuándo un deseo se convierte en necesidad?
Cuando comienzas a ver figuras improbables en el cielo mientras caminas,
cuando cada palabra que oyes tiene doble sentido y cada cosa que ves
parece tener algún uso más ingenioso; cuando las frutas y los vegetales extrañamente te recuerdan partes de la anatomía humana.

Cómo sabes cuándo una necesidad secundaria se convierte en primordial?
Cuando todo lo que piensas y todo lo que haces parece tener un objetivo en común,
cuando comienzas a ver visiones de la gente y de los lugares en "otras circunstancias";
cuando la canción "Bilingual" se convierte en tu himno personal, y cantas sus estrofas todo el tiempo.

Cómo sabes cuándo una necesidad se convierte en instinto?
Cuando dejas de pensar y comienzas a actuar, sin considerar riesgos ni consecuencias;
cuando tu cuerpo comienza a dominar tu mente, cuando tus sentidos pueden más que la razón.

Cómo sabes que has cruzado el límite?
Cuando miras atrás y recuerdas que ESA necesidad antaño solo era un deseo infrecuente,
que tenías control sobre lo que pensabas, sobre lo que sentías; cuando bajas tus defensas y te precipitas al vacio porque sabes que la necesidad es tan grande que te controla: no razonas, no piensas, solo intuyes.

Entonces, cómo sabes cuándo debes parar?
Cuando eso te hace daño, te debilita; cuando el efecto que ejerce sobre ti sobrepasa todo.
Cuando tus manos y piernas tiemblan, cuando no puedes dormir, cuando la ansiedad se apodera de ti. Cuando no sientes el frío porque tienes una fuente de calor inagotable, que te consume por dentro.
Pero, aún si quieres, aún si tratas, no puedes parar; porque luchas contra tu cuerpo, contra la carne y en la lucha los enemigos se confunden, se alían. Y entonces, solo quedas tu, algo indefinido, despojos de otra vida, luchando contra el cuerpo y contra la mente. Respiras profundo, tratas de ver más allá. Comienzas a sobrecargar tu mente y tu cuerpo, con esperas de que cansados, se rindan. Pero estos son tercos y aunque se agoten, siempre tienen tiempo y fuerzas para atormentarte.

Al final, ruegas por que no se presenten tentaciones, por que la batalla no se exteriorize. Agradeces que nadie pregunte, que no se den cuenta. Mantienes la distancia, te vuelves cortante y así, huyes de la tentación. Huyes, porque sabes que si te encuentra, si se te planta de frente, perderás. Y si pierdes esta batalla, entonces perderás la guerra.

(la mejor forma librarse de la tentacion es caer en ella. Oscar Wilde)

Iana
12:48pm
Domingo
23 abril, 2006

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