Tuesday, April 25, 2006

Ambición


La ambición, lejos de ver con conocimientos y habilidades, tiene más que ver con los deseos. Los esfuerzos de hombres que vienen de la nada y poco saben, son un ejemplo vívido de que a fin de cuentas vale más la determinación que el conocimiento.

Aquellos que poco saben, que poco tienen, se dan por completo. Cuando nada hay que perder es fácil darlo todo, a sabiendas de que ya estando abajo, solo te queda subir.

La determinación es el punto clave. Quien de veras quiere algo, y persigue ese objetivo, se olvida de todo lo demás. No hay cabida para dudas, ni para el descanso. Y prestan oidos sordos a las historias de fracaso. Quien está determinado suele trabajar bajo el supuesto de que triunfará y, dependiendo de qué tan arraigado esté el supuesto, en ese grado suelen sucederse los éxitos.

Aquel que no teme a nada y está dispuesto a intentarlo todo, gana. Aquel cuyos límites son sólo los impuestos por si mismo, no por los demás, gana. Solo aquel que organiza sus prioridades respecto a lo que quiere y las sigue al pie de la letra, lo logra. Los demás se quedan rezagados en el camino y luego, se lamentan de sus condiciones.

Las habilidades sobran y el ingenio basta cuando de lograr un objetivo se trata. Quien no sabe o no puede pero quiere, se rodea de los que saben y pueden, pero no estan seguros de querer. En el peor de los casos, quien no sabe aprende, obligado por las urgencias de su ambición, y lo hace como el mejor estudiado.

Así, ese que no sabía ni podía termina liderando a un grupo que sabe y puede, trabajando en su beneficio. Sus utilidades aumentan, alcanza sus objetivos y, más adelante, se complace de su labor y se siente completo, agradeciendo esa voluntad férrea que le guió todo el tiempo

(A todos esos hombres que admiro, que surgieron de la nada, se esforzaron y hoy son todo lo que soñaron y más, especialmente a mi Padre)

Iana
5:02 pm
Martes,
25 abril, 2006

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